Se suelta cuando alguien llega con un tufo a alcohol que canta a distancia, normalmente a orujo, que por Cantabria es casi religión. No hace falta que lo confiese, el aliento lo delata. Vale para bromear con el colega que viene de cañas largas o de sobremesa eterna. Y sí, suele ir con risita y mirada cómplice.
"Entró Valen tan pancho y el camarero ni preguntó: huele a orujo que tira pa’trás. Entre eso y la sonrisa, estaba claro que venía de sobremesa con los de siempre."