En Ayacucho se usa jolgarse para hablar de una risa brava, de esas que te agarran sin aviso y no te sueltan. Es reírse a carcajadas, doblado, con lágrimas en los ojos y sin poder respirar bien. Es cuando el chiste está tan bueno que terminas haciendo bulla en toda la chacra, pero feliz de la vida.
"Nos jolgamos tanto con el chiste del tío Juan en plena faena que casi nos caemos al acequia y hasta las llamas se quedaron mirando como diciendo estos serranos están locazos"