En Ayacucho, decirle lobo a alguien no va por el animal, sino por el pata vivo y medio caradura que siempre se las ingenia para zafar. Puede ser el que llega tarde, el que mete floro, o el que se hace el loco con tal de no cumplir. No es necesariamente insulto, pero sí una llamada de atención con picardía.

"Otra vez caes tarde y encima dices que el carro se quedó sin ganas, no seas lobo pues, ya te guardé tu plato y todo."

En Aguascalientes se usa para el vato que se siente bien listo y bien cabrón, pero en realidad está haciendo puras tonterías. Es como el típico compa que va de sabiondo y nomás da pena ajena. A veces se dice con burla cariñosa, pero también puede ser para bajarle el ego al que se pasa de lobo.

"Mira al Juanito bien lobo queriendo impresionar a la morra de la barra con chistes bien malos y hasta se le cayó la chela del nervio"

En caleño, decirle lobo a alguien es decir que tiene un gusto medio ordinario, pasado de moda y con pinta ochentera, pero sin el glamour vintage. Es ese combo de ropa recargada, colores chillones y actitud medio agrandada. No es un insulto mortal, pero sí un jalón de orejas al flow. Y hay que admitir que a veces da risa ver tanto lobo suelto.

"Parce, llegó el primo de la Yuli con pantalón blanco entubado, camisa animal print y cadenota dorada, todo perfumado a lo bestia, estaba más lobo que nunca en plena rumba en Juanchito."

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