Se usa para hablar del que se queda viendo un río o arroyo seco como si de la nada fuera a salir agua, bien iluso. En la vida diaria se aplica al que se queda nomás mirando algo o a alguien, sin hacer nada y sin muchas esperanzas de que pase algo. Es medio burletero, pero con cariño norteño.
"Mira al Pedro, ahí parado en la esquina como mirón de agua cada vez que pasa la Mariana, ni le habla ni nada el vato."