Se usa para soltar sorpresa, incredulidad o un no me lo creo bien fuerte, con el chiste de meter a Tlaxcala en la frase. Viene del clásico no mames mexicano, que es vulgarcito pero muy común, y aquí se remata con tlaxcalteca para darle sabor local y vacilar un poco. Ideal para exageraciones y rumores.
"Me dijeron que en Tlaxcala todos se conocen por nombre y apellido y hasta el perro te saluda. No mames, tlaxcalteca, eso ya es demasiado."