Se dice cuando alguien se va al carajo con lo que pide, como si estuviera tirando un número imposible o fuera de lugar. Es pedir demasiado, pasarse de vivo o pretender que te den algo que no te corresponde. Va en la línea de estirar más el brazo que la manga, pero con sabor bien rioplatense.
"El loco fue a alquilar y pidió que le bajen el precio, le pinten el living y le regalen la heladera. Tremendo, estaba pidiendo un 13."