En Misiones se dice para hablar del gustito culposo de clavarte una siesta después de comer, sobre todo si venís de familia de colonos o vivís con ese ritmo de campo. No es nada raro, es ese lujo simple de apagar el mundo un rato con la panza llena. Y sí, pega fuerte.
"Me bajé un plato de reviro con mate cocido y ya fue, me tiro a la cama a hacer un placer polaco. Si me buscan, estoy en modo colono hasta las cinco."