Se dice cuando alguien reparte o pega con ganas, a lo bestia, sin guardarse nada. Puede ser literal, como el que suelta golpes, o figurado, como el que reparte chamba, volantes o pedidos a toda velocidad. Es bien de calle y suena medio bravucón. Si lo sueltas, que sea con confianza.
"Mano, el pata se metió al barrio y empezó a repartir como machín los pedidos, ni paraba pa’ tomar masato, qué bestia."