En Nayarit se dice cuando alguien anda de pachanga en pachanga, cayéndole a todas las fiestas y metiéndose al desmadre como si fuera su chamba. Es el típico que llega, saluda a medio mundo, se prende rápido y ya está armando ambiente. Vamos, que trae la fiesta pegada y no se la quitas ni con agua bendita.
"El Beto nomás cobró y se fue a repartir masa: primero la quince, luego el jaripeo y al final acabó cantando banda en la esquina con una chela."