Expresión costeña para hablar de una noche de rumba que se descontrola bonito, llena de giros raros, parrandas improvisadas y planes que cambian cada cinco minutos. Es esa energía loca de la costa, con música, trago y gente prendida, donde uno nunca sabe cómo empieza la noche ni mucho menos cómo va a terminar.
"Íbamos era a tomarnos una pola suave en el Malecón y se armó la ruleta coquera, terminamos bailando champeta en un kiosco, montados en una lancha a las tres de la mañana y amaneciendo todos enguayabados en la playa."