Se dice de alguien que sabe moverse, que entiende cómo va el asunto y a quién hay que arrimarse para que las cosas salgan. Vamos, que no anda perdido y tiene calle o contactos. También vale para el que está bien informado y no se come el cuento. Suena a picardía fina, de las que abren puertas.
"El primo llegó a la feria y en diez minutos ya tenía el mejor precio y el mejor puesto, ese sí sabe en qué vela rezar, pues."