Expresión muy andaluza para rajar con cariño de alguien extremadamente vago, de esos que se cansan hasta de pensar en levantarse del sofá. La comparación con la manta de un vagabundo es pura guasa, porque se supone que está ya reventada y sin fuerza ninguna. Es un poco bestia, pero hay que admitir que la imagen tiene su gracia.
"Quillo, el Manolo es más flojo que la manta de un vagabundo, le pones el mando de la tele a un metro y prefiere ver la pared antes que levantarse."