Se usa para describir a la persona que, además de ser medio torpe o despistada, se pone a hacer cosas por su cuenta sin pensar y termina dañando todo. No es solo que sea bobo, es que se entusiasma, mete mano donde no debe y arma un despelote tremendo. Y hay que admitir que la expresión es tan cruel como divertida.
"Hermano, deje de ser un bobo con iniciativa, ya dañó la impresora, borró los archivos del jefe y casi manda el informe vacío al cliente más importante."