En Santander se dice que alguien es un pincho cuando va demasiado emperifollado, todo elegante y finolis, tanto que ya cae gordo. No es solo ir bien vestido, es la actitud sobrada, como si fuera la última Coca-Cola del desierto. A veces se dice en burla cariñosa, pero casi siempre lleva su veneno, y hay que admitir que suena sabroso.
"Uy, vea a ese man todo perfumado, con corbatín y zapatos más brillantes que la frente de un calvo, no joda, ese sí es un pincho completo."