Se usa para decir que algo o alguien suena fatal, metálico, chillón o súper molesto, como cuando golpeas una lata vacía una y otra vez. Puede ser una voz, un altavoz barato o cualquier ruido cutre que taladra la cabeza. Es una forma medio graciosa de quejarse, pero también puede ir con bastante mala leche si ya estás harto.
"Che, apagá esa radio trucha que tenés en la ventana, loco, que suena como una lata y todo el barrio ya está renegando con tu cumbia distorsionada."