En Moquegua, tantar es pillar la idea, adivinar o intuir algo sin que te lo suelten en la cara. Es ese momento en que atas cabos con una mirada, un gesto o un silencio y dices: ya sé por dónde va la cosa. No es magia, es calle y ojo fino. Y sí, da gustito acertar.
"No me dijo ni pío, pero yo lo tanté al toque: el pata anda con su floro para conquistar a la vecina del frente."