Se dice de alguien que no se calla ni debajo del agua y se pone a hablar por hablar, metiendo bulla y cuento sin aportar mucho. La imagen es la del instrumento guacharaca, raspando sin parar, como ruido de fondo. Sirve para cortar al fastidioso con humor, aunque suena medio regaño.
"Chamo, en la reunión Juan se puso a tocar la guacharaca otra vez y no dejó ni hablar al jefe, puro cuento y bulla."