Trenear

Verbo bien de chisme: significa montarte rapidito en el tren del rumor y ponerte a regarlo por ahí, a veces con cero pruebas pero con mucha emoción. En Monagas, el que trenea es el primero en enterarse y el primero en contarlo. No es deporte olímpico, pero la gente lo entrena como si lo fuera.

"Apenas vio el estado raro en WhatsApp, se puso a trenear y en cinco minutos ya medio Maturín estaba preguntando qué pasó y quién fue el culpable."

Calor del locote

Se dice cuando hace un calor insoportable, de ese que te pega en la cara y te pone a sudar sin haber hecho nada. Es como describir un bochorno brutal, típico de zonas bien calientes, donde desde temprano ya estás derretido. Va perfecto para quejarse del clima y exagerar un poquito, que para eso está.

"Fui al mercado en la mañana y con el calor del locote salí chorreando, con la franela pegada y sin ganas ni de pelear por el vuelto."

Caletre

Se dice del ingenio o la viveza mental de alguien, como tener la cabeza rápida para pillar las cosas y resolver. Sirve para soltar que una persona es lista, avispada y con recursos, de las que no se quedan pegadas. Suena bien coloquial y con sabor a llano, y queda fino para elogiar sin tanta vuelta.

"Ese chamo desde carajito tiene buen caletre, le sueltan un peo y en dos minutos ya armó el guiso y lo resolvió sin sudar."

Estar en la cúspide de la ñapita

Se dice cuando estás en tu mejor momento por una ñapita, o sea, ese regalito extra que te dan sin esperarlo. Es como tocar el cielo por una tontería bonita: un poquito más de comida, un favorcito, un detalle. Suena exagerado a propósito, y por eso da risa y queda fino.

"El pana me echó un poquito más de carne en la arepa y hasta una salsita extra. Yo quedé en la cúspide de la ñapita, feliz como muchacho con juguete."

Oscurancao

En Monagas se usa para hablar de un apagón o de un momento en el que todo se va a negro y se arma el despelote. Por extensión, también vale para cualquier plan que se tuerce feo y termina en desastre. Es de esas palabras que suenan a tragedia chiquita, pero te sacan una risa.

"Íbamos a hacer la parrilla y ¡pum!, se fue la luz. Qué oscurancao, tocó comer pan con mortadela y echar cuento con el celular alumbrando."

Tabique

En Monagas se usa en plan vacilón para hablar de alguien con la nariz bien prominente, como si fuera un tabique de pared. No siempre es con mala intención, pero puede picar si no hay confianza. Fuera de la broma, tabique también es una pared delgada o un obstáculo que te corta el paso.

"Chamo, con el tabique que tiene José, si se voltea duro tumba las arepas y hasta te apaga la hornilla. Mejor que no se emocione en la cocina."

Carupanero

En Monagas se usa para llamar a alguien súper hablador, de esos que te agarran en la esquina y te sueltan un monólogo eterno. Va con tono de burla, no es precisamente un halago. Viene del gentilicio de Carúpano, pero aquí se volvió etiqueta para el parlanchín profesional. Si andas apurado, mejor corre.

"No invites a Luis al partido, vale. Ese carupanero se pega a hablar de la Vinotinto y no te deja ni ver el primer tiempo."

Echar un camión

En Monagas se dice cuando te pones a hacer algo con todo, sin flojera y a puro empuje. Es como meterle ganas a lo bestia, rendir un montón o trabajar a ritmo pesado, tipo camión en subida pero sin frenar. Sirve para estudio, chamba o lo que sea. Y sí, suena exagerado, por eso pega.

"Anoche me senté a estudiar y eché un camión, chamo. Me metí tres temas de una y ni el cafecito me hizo falta."

Lamber

En Monagas se usa para decir que alguien come con una ansiedad brutal, sin modales y a lo bestia, como si le fueran a quitar el plato. No es solo comer rápido, es devorar y dejar el plato brillando. Suele decirse en tono de burla o regaño, cuando alguien se pasa de intenso en la mesa.

"No invites a Pedro cuando haya hallacas, pana. Ese no come normal, ese lambe y deja la mesa como si hubiera pasado un huracán."

Echarse una tijera

Dicho coloquial para referirse a echarse una siesta cortita, de esas que te reinician el cuerpo cuando el calor aprieta y ya no te da la vida. No tiene nada que ver con cortar nada, es más bien apagar un rato y volver fino. Muy de mediodía, hamaca y sombra.

"Chamo, después del pabellón me eché una tijera de diez minutos y quedé nuevo, ya puedo seguir en la calle sin derretirme."

Echar el cuento

En Monagas, echar el cuento no es ponerse a narrar una novela, es caerle a alguien con labia para cuadrar, enamorar o por lo menos tantear el terreno. Puede ir desde un piropo fino hasta un cuento medio inventado con tal de impresionar. Si lo haces bien, te ganas la sonrisa. Si no, quedas como intenso.

"Anoche vi a Juan echándole el cuento a Mariela en la plaza, con una labia que ni el vendedor de empanadas. Ella se reía, pero el pana ya estaba más lanzado que una cometa."

Lonchar

En Monagas se usa para decir que te vas a dar una vuelta, a pasear o a hacer plan con los panas, normalmente algo relajado y fuera de casa. No es “lonche” de comida, es más bien salir a joder un rato y despejarte. Suena bien de calle y sirve para cualquier plan improvisado.

"No me esperes pa' comer, que me voy a lonchar con los panas pa'l río y después caemos en la plaza a echar cuento."

Parapetearse

En Monagas se dice cuando alguien se arregla de más, se emperifolla y se pone fino solo para salir a la calle y que lo vean. No es vestirse normal, es salir en modo show, como si el mercado fuera una pasarela. Suele llevar un toque de burla cariñosa, tipo: bájale dos.

"Chamo, mira cómo se parapeteó Juan pa' ir al mercado. Se echó perfume, se peinó con gel y todo, y era nada más pa' comprar cambures."

Echarle con todo

Se dice para animar a alguien a meterle ganas de verdad a algo, sin medias tintas. Es como decir dale con todo, ponle corazón y energía, que aquí no se viene a flojear. Vale para estudiar, entrenar, chambear o lo que sea. Y sí, suena a que después toca premio, aunque sea una arepa bien resuelta.

"Dale pues, pana, échale con todo a esa presentación que el jefe anda ladilla y después nos vamos por unas arepas con refresco."

Echar un pie

En Monagas se dice para invitar a salir a bailar y gozar la rumba, sobre todo con tambor y ambiente de barrio. Es como decir vamos a mover el esqueleto, pegarse unos pasos y no sentarse ni por casualidad. Suele ir con plan de amanecer, sudar la camisa y vacilar con la gente.

"Este sábado nos vamos pa'l barrio con los panas, suena el tambor y echamos un pie duro hasta que amanezca, sin estar inventando."

Jumero

En Monagas le dicen así al que vive metido en la calle, dando vueltas sin rumbo, echando cuento y perdiendo el tiempo como si no hubiera mañana. No es necesariamente un insulto heavy, pero sí un jalón de orejas: deja la vagancia y ponte serio. Suena bien criollo y bien de barrio.

"Mijo, deja el jumero y métete pa' la casa, que ya está cayendo un palo de agua y tú ahí deambulando como si nada."

Pega'o a la altura

Se dice de alguien que anda subidito, como si flotara por encima del resto. Puede ser porque se puso creído, porque le fue bien y ya se cree intocable, o porque está tan pagado de sí mismo que ni saluda. Vamos, que tiene el ego en el techo y los pies bien lejos del piso.

"Ese Carlos anda pega'o a la altura desde que lo ascendieron, pasa por el barrio y ni mira, como si fuera el rey del mambo."

Mandarse una monaguera

Expresión utilizada para describir cuando alguien hace o dice algo fuera de lo común, un poco extravagante o hasta disparatado al estilo auténtico de Monagas.

"¡Te mandaste una monaguera diciendo que ibas a criar tucanes en el patio!"

¡Está modelito!

Se dice cuando alguien va bien vestido, impecable, como salido de una portada de revista.

"Chamo, te vi en la fiesta y estabas modelito con esa camisa, parecías el dueño del lugar."

Guarandinga

En Monagas se usa guarandinga para hablar de un enredo, un peo o una situación que se complica más de la cuenta. Iba a ser algo rápido y termina siendo un rollo con mil vueltas, chismes, retrasos y estrés. Vamos, el típico plan que se te va de las manos y te deja pensando: ¿pa’ qué me metí en esto?

"Salimos a comprar dos vainas y ya ves, se fue la luz, no había punto y el bus no pasaba. Se armó alta guarandinga y llegamos de noche."

Pozo de guayoyo

Se dice cuando te sirven un café tan aguado y flojito que parece agua pintada, como un guayoyo triste que no despierta ni a un zancudo. Es la queja perfecta del que va con fe cafetera y termina estafado por una taza sin fuerza. Suena muy de oriente y da risa, pero duele.

"Mano, yo quería un negrito fuerte y me trajeron este pozo de guayoyo. Con esto no arranco ni pa' la cola del pan."

Agarrar la tabla

Dicho monaguense para cuando alguien se pasa de tragos y entra en modo descontrol total, como si se montara en una tabla y se fuera ola tras ola sin frenos. Vamos, que se pegó una pea seria y ya no hay quien lo enderece. Se usa mucho en fiestas cuando el pana se pierde.

"Anoche en la rumba, Pancho agarró la tabla con el ron y terminó bailando encima de una silla, gritando que era surfista. Lo sacamos casi cargado cuando ya estaba clareando."

Estar empavado

Se dice cuando alguien anda con una mala leche de suerte brutal, como si todo le saliera al revés. Es estar salado, gafado, con la pava encima. Lo sueltas cuando te pasan una tras otra y ya ni te sorprende. No es que seas torpe, es que el universo te agarró de punto, y eso da rabia.

"Coño, mano, hoy estoy empavado, se me regó el café, perdí el pasaje y el bus me dejó botado ahí mismo."

Tu cesta: 0,00 € (0 productos)
Imagen del producto

Tu Carrito de Magia

Tu carrito está vacío. ¡Adopta un Magikito!