En Monagas se usa para decir que alguien come con una ansiedad brutal, sin modales y a lo bestia, como si le fueran a quitar el plato. No es solo comer rápido, es devorar y dejar el plato brillando. Suele decirse en tono de burla o regaño, cuando alguien se pasa de intenso en la mesa.

"No invites a Pedro cuando haya hallacas, pana. Ese no come normal, ese lambe y deja la mesa como si hubiera pasado un huracán."

En la Costa Caribe se usa lamber para hablar de comer con un gusto brutal, casi relamiendo el plato. Es cuando atacas la comida con hambre de verdad y no de postureo, y no dejas ni una miga. Suena a puro sabor callejero, a esquina, fritanga, chuzo nocturno y barriga feliz.

"Compadre, salimos de la rumba pelaos de hambre y terminamos lambiendo butifarras, carimañolas y arepitas en la esquina hasta que no quedó ni el olor."

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