En Monagas se usa para hablar de un apagón o de un momento en el que todo se va a negro y se arma el despelote. Por extensión, también vale para cualquier plan que se tuerce feo y termina en desastre. Es de esas palabras que suenan a tragedia chiquita, pero te sacan una risa.
"Íbamos a hacer la parrilla y ¡pum!, se fue la luz. Qué oscurancao, tocó comer pan con mortadela y echar cuento con el celular alumbrando."