Se dice cuando compras algo con toda la emoción del mundo y al final no lo usas nunca. Queda ahí, bonito, de adorno, juntando polvo como si fuera pieza de museo. Es como admitir que te ganó el impulso y que esa compra terminó siendo más decoración que herramienta. Bien chileno y bien realista.
"No compremos la bicicleta estática, si va a quedar para la pura vitrina, igual que la freidora de aire que usaste dos veces y era."