Se dice cuando alguien está al pedo, colgado mirando a la nada, como si el horizonte le fuera a traer una respuesta divina. Es una forma medio en cargada de decirle que deje de boludear y se ponga a hacer algo útil. Muy de reto amistoso, de esos que te tiran para que reacciones.
"Dale, che, dejá de ver el horizonte en la vereda y vení a darme una mano con el asado, que se nos hace de noche."