En Apurímac se usa para vacilar a alguien que se cree la última chupada del mango, que se siente importante y anda posando como si todo girara a su alrededor. Es medio burla cariñosa, medio jalón de orejas para que se ubique. Y la verdad, cuando alguien se pone muy aceituna, provoca bajarlo de su nube.
"Mira a la Yessenia toda aceituna en la fiesta, caminando lento, saludando con la mano como si fuera artista de novela mexicana."