En Piura, cafecito no siempre es la taza de café inocente, sino la excusa perfecta para una escapadita romántica o una visita medio clandestina con harta química. Es como decir vamos a tomar algo, pero todos saben que el menú principal es el chape y el chisme sabroso. Y la verdad, la coartada suena bien tierna.
"Oe causa, ayer vi tu moto afuera de la casa de Carla, ¿qué fue, cafecito nomás o ya te quedaste hasta la novela de las nueve, ah?"
Diminutivo muy porteño para invitar a tomar café, pero la gracia no es la bebida sino la charla. Un cafecito es excusa para ponerse al día, chusmear de todo un poco y arreglar el mundo en la mesa. Puede ser tierno, cómplice o medio conspirativo, y hay que admitir que tiene un encanto especial.
"Che, después del laburo caete a casa y nos tomamos un cafecito tranqui, chusmeamos de la oficina y te cuento el bardo que se armó con Marta y el jefe."
Usado para referirse a echarse un chismorreo o plática relajada con una bebida de por medio, no necesariamente café. Es el pretexto ideal para ponerse al día.
"Oye, compa, ¿te late si nos echamos un cafecito el viernes y me cuentas cómo te fue con la bronca del carro?"