Se le dice a alguien que se ve bien dulce, amable y de confianza, pero que por debajo puede ser peligroso, traicionero o medio mañoso. Como el río que se ve tranquilo y de repente te jala la corriente. Es un aviso con humor: no te dejes llevar por la carita de yo no fui.
"No te confíes con ese pana, es un caramelo de río: te cae fino, te habla bonito y cuando te descuidas ya te dejó sin el cargador."