Se dice cuando te toca un curro matado, de esos que parecen jornada triple: mañana, tarde y noche, sin chance de sentarte ni a respirar. No siempre es literal, es más bien para exagerar lo pesado que estuvo el día y lo explotado que te sentís. Ideal para quejarse con humor y dramatismo catracho.
"Hoy me cayó chamba de tres tiempos en el taller, ni almorcé tranquilo. Llegué a la casa hecho leña y todavía me querían poner a lavar los trastes."