En Puno se dice que alguien está chicoteado cuando anda con una alegría desbordada, hiperactivo, con la risa fácil y el cuerpo que no le alcanza para tanta emoción. Es como si le hubieran metido corriente de buen humor y no pudiera quedarse quieto. A veces parece que se ha tomado tres cafés seguidos, pero solo es pura felicidad.
"Hermano, después de la fiesta patronal el Chato seguía tan chicoteado que quería armar otra farra en la plaza a las siete de la mañana, ni la resaca lo bajaba."
En Perú se dice que alguien está chicoteado cuando está reventado, sin energía, como si lo hubieran agarrado de punto todo el día. Puede ser por cansancio físico, mental o porque la vida le ha pasado factura bien feo. Es como estar hecho trapo, medio derrotado, pero igual sigues ahí sobreviviendo a la mala.
"Hermano, después de chambear todo el día en el centro y aguantar el tráfico, he llegado a mi jato más chicoteado que pollo de menú barato."