Se usa cuando un adulto se suelta y empieza a portarse como un nene, con la frescura, la inocencia y la pachorra típica del gurisito entrerriano. Puede ser porque se emociona con un juego, una pavada o algo muy simple. Básicamente, deja de lado la seriedad de grande y se manda de cabeza a la niñez otra vez.
"Luis se convirtió en gurisito cuando vio el tobogán en la plaza, salió corriendo, se tiró mil veces y terminó todo transpirado, muerto de risa como si recién hubiera salido del jardín"