Se usa cuando una situación pintaba fatal pero alguien consigue cambiarla a su favor con maña, paciencia o un golpe de suerte. Es como cuando la cosa está a punto de quemarse y tú, con todo el arte, le das la vuelta a la tortilla y queda perfecta. Es una expresión muy usada en el día a día y la verdad es que tiene su gracia.
"Íbamos perdiendo cinco a cero y la peña ya se iba del campo, pero en la segunda parte le dimos la vuelta a la tortilla y acabamos ganando el partido como unos máquinas."