Se dice de alguien que al principio se muestra bien dulce, atento y buena onda, pero todo es puro teatro para conseguir algo. En cuanto le sale el favor, cambia la cara y se vuelve frío, cortante o desaparece. Vamos, el típico que te endulza el oído y luego ni te registra. Bien de desconfiar.
"El pata era un dulce de arreglo: me invitó su ceviche, me hizo la conversa y apenas le presté la bici, al día siguiente ni me saludó."