Significa inventarse una historia o excusa, normalmente para salir de un lío o impresionar a alguien.
"No me eches cuento, sé que no fuiste al gimnasio, ¡te pasaste todo el día roncando en la cama!"
Se utiliza para describir cuando alguien se inventa historias o exagera la realidad, como un cuentista que no se cansa de adornar.
"No le creas a Julián, siempre anda echando cuento sobre cómo conoció al presidente en un bus. ¡Ese man es un cuentero de primera!"
Expresión panameña para hablar de alguien que se pone a contar historias inventadas, exageradas o medio maquilladas para quedar bien o impresionar. No es simplemente conversar, es cuando ya se nota que le mete sabor de más al relato. A veces hace gracia, pero también puede ser puro humo y uno ya ni se lo cree.
"Man, ese man se la pasa echando cuento que tiene tres negocios en Miami y al final no tiene ni para recargar el celular en la esquina."
En la costa de Sucre se usa para hablar de ponerse a conversar sabroso, contando historias largas, llenas de detalles y a veces medio exageradas. Es como sentarse a chismosear o a narrar anécdotas con todo el drama posible. No siempre es mentira, pero sí viene bien adornado, y la verdad es que anima cualquier reunión.
"Nos sentamos en la puerta con una pola bien fría y el vecino empezó a echar cuento de cuando casi se vuelve cantante famoso en Caracas, y nadie le creyó pero igual nos morimos de la risa."
Se dice cuando alguien empieza a hablar exageradamente o se inventa una historia que parece sacada de una telenovela.
"¡Ah, no le creas a Juanito! Siempre está echando cuento sobre cómo conoció a Shakira en el mercado. ¡Ese man sí que tiene imaginación!"
Es la habilidad mágica de embellecer hasta la historia más aburrida. Es contar algo con tanto sazón que uno queda pegado, aunque sea una simple ida al mercado.
"Chamo, anoche Juan me echó un cuento sobre cómo perdió el bus y terminé riéndome a carcajadas; ese pana tiene talento pa' echar cuento."
En Cundinamarca se usa para hablar de ponerse a narrar historias, chismes o anécdotas con mucha labia y bastante exageración. No es solo hablar, es meterle sabor, drama y comedia hasta que todo el mundo quede pegado escuchando. A veces es puro entretenimiento y a veces es medio carreta, pero igual tiene su encanto.
"Estábamos en la tienda sin nada que hacer y este man empezó a echar cuento de cuando casi lo secuestra un ovni en Soacha, y todos terminamos llorando de la risa."
Se dice cuando te pones a conversar sin afán, echando chisme, anécdotas y carreta hasta que se te va la tarde. Puede ser para pasarla bueno con la gente o para distraer a alguien con pura habladera. En Nariño suena bien cotidiano, de esquina, de visita larga y cafecito.
"Íbamos a estudiar y nada, terminamos echando cuento en la tienda con los panas, hablando del finde y de la vecina chismosa hasta que nos dio hambre."