Se usa para decir que alguien se asoma o se queda mirando con atención, casi siempre por puro chisme o curiosidad. Es como echar un ojo, pero con ese toque de metiche que te delata. Muy de barrio: aparece alguien, se arrima tantito y ya anda viendo qué pasa, quién llegó y qué se está armando.
"Ya llegó Doña Lucha y se paró en la reja, nomás vino a echar el oclayo a ver quién trajo la bocina y si ya empezó la pachanga."