Se usa en Canarias para hablar de echarse una siesta rápida o un descanso tirado en cualquier lado, como un lagarto al sol sin ninguna preocupación. Es ese momento en el que el cuerpo se rinde, te tumbas donde pillas y desapareces del mundo un rato. Y la verdad, pocas cosas hay más sagradas que un buen jallo.
"Pibe, después de la caminata por Anaga me tiré en la arena, me eché un jallo de campeonato y si no me despiertan acabo durmiendo allí hasta el día siguiente."