Se usa cuando quedás tan lleno de comida que sentís que la panza va a pedir rescate. Muy típica después de un asado con achuras, pan y postre a lo bestia. Es ese punto en el que ya no te entra ni un mate más y solo querés tirarte en el sillón a mirar la tele y arrepentirte un poquito, pero feliz.

"Entre el asado, las empanadas y el postre de la abuela, quedé tan embuchado que si me ofrecés otro choripán te lo tengo que tirar por la cabeza."

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