Se suelta cuando en una fiesta llega el momento bueno de verdad: ponen la música bailable, suben el volumen y ya nadie se hace el serio. Es como decir “se prendió esto” y toca sacar los pasos prohibidos, aunque sean feos. Muy de rumba familiar, con tías, primos y sudor feliz.
"Ya corrieron la mesa, subieron el parlante y sonó la cumbia. ¡Es la hora del chucuchucú! Venga, saque a bailar a la tía Gladys, que hoy anda encendida."