Se dice cuando alguien está con un cabreo fino, de esos que saltan a la mínima. Vamos, que está de mala leche y mejor no tocarle las narices porque te suelta la contestación antes de que acabes la frase. En Canarias suena muy de casa, como aviso amistoso: hoy no es el día de Felipe.
"Ni le hables del partido, mi niño, que Felipe está en la culebrilla y como le sueltes una broma te monta el pollo en dos segundos."