Se usa para decir que alguien está totalmente desorientado, que no se entera de nada y va por la vida como si lo hubieran soltado en Marte sin mapa ni GPS. Es una forma muy gráfica de remarcar que la persona no pilla la situación, y la verdad es que la imagen del tambor en la olla tiene su gracia absurda.
"En clase de mates, en cuanto la profe empezó con derivadas, el Miquel se quedó más perdido que un tambor en una olla, mirando la pizarra como si fuera jeroglífico egipcio."