Se le suelta a alguien que va acelerado, inquieto y no para quieto ni aunque le paguen. La gracia es compararlo con un iruñés, o sea, alguien de Iruña, Pamplona, con esa energía de calle y jaleo que se nota a tope en San Fermín. Cariñosa, un pelín vacilona y muy navarra.
"Después de tres cafés, Jon está hecho un iruñés: sube y baja las escaleras, habla a mil y hasta quiere salir a correr antes de currar."