Se dice cuando algo quedó de primera, bien hecho y con calidad, como para sacarle pecho. Es repetir “fino” para subirle el volumen al halago, muy de conversación cotidiana. Vale para comida, ropa, un trabajo o hasta un plan que salió redondito. Si te lo sueltan, es que la rompiste, así de simple.
"Epa, ese sancocho te quedó fino fino, mi pana. Échale más ajicero y nos vamos pa'l río, que hoy sí se come como rey."