Apodo bien campechano y cariñoso para los autobuses urbanos que van rechinando por todos lados, como si trajeran una banda de grillos adentro. Cada bache suena a orquesta oxidada y cada frenón parece solo de percusiones. Es de esas cosas que desesperan, pero al mismo tiempo ya le agarras cariño al ruidito.
"Apúrate, que ya viene la grillita toda rechinando, si la perdemos nos toca esperar otra media hora bajo este solazo infernal."