Expresión usada cuando alguien se mete en una conversación ajena para chismosear o por pura curiosidad. Es el típico que no lo invitan, pero igual se arrima, afina el oído y termina sabiendo más que los que estaban hablando. No es siempre mala vibra, pero sí deja claro que la persona es bien metiche, aunque a veces hace gracia.
"Estábamos rajando del jefe en la oficina y de repente Luis se acercó calladito a la impresora a meter la oreja, ese chamo es más sapo que calendario escolar."