Se dice cuando alguien se queda frito de golpe, como si se guardara en un baúl y desapareciera del mundo. Vale para el que cabecea en una reunión, en clase o en cualquier plan aburridísimo. No es que se vaya, es que se apaga y listo. Y sí, da risa cuando encima ronca.
"La reunión estaba más pesada que costal de papa y el Juan, sin roche, se metió al baúl en la última fila y empezó a roncar como motor viejo."