Chancletear

Verbo para cuando caminas arrastrando las chancletas y vas haciendo ese clap-clap escandaloso que te delata a media cuadra. Suele salir en plan relax, con calor o con flojera máxima, cuando no te da ni para levantar bien los pies. No es correr, es pasear con ritmo de chancleta y cero prisa.

"Ya pues, deja de chancletear por la plaza que se te escucha desde la esquina. Ponte zapatillas o al menos levanta el pie, que parece que vas barriendo el suelo."

Chascón

En Apurímac se usa para hablar de alguien valiente, decidido y con carácter, que no se achica aunque la cosa se ponga fea. Ser chascón es plantarle cara a los problemas con pecho inflado y sin temblar, como diciendo aquí mando yo. Y la verdad, suena bastante épico cuando te lo dicen en serio.

"Ese pata se ha ido solito al cerro de noche a buscar su vaca perdida, con lluvia y todo, bien chascón el compadre, ni los duendes del apu lo asustan"

Jalateado

Se dice cuando te quedas reventado y sin aire después de caminar o subir cerros a la altura, con el soroche pegándote duro. Es ese punto en el que las piernas no dan, la cabeza late y hasta hablar cuesta. Muy de sierra, muy de Apurímac. Y sí, la coquita o un mate caen como bendición.

"Subimos dos cuadras en Abancay y ya estaba jalateado, con el soroche dándome duro. Pásame un mate de coca, causa, que si no me quedo sentado acá."

Echarse una racacha

Se dice cuando te vas a pegar una siesta bien brava, de esas que te dejan nuevo, normalmente después de comer como si no hubiera mañana. En Apurímac suena a plan sagrado: te tumbas un rato y desapareces del mapa. No es dormir por dormir, es recargar el alma. Y sí, da gusto.

"Mano, ya me reventé el almuerzo, así que me echo una racacha un ratito y no me llamen ni pa’ la foto, ¿ya?"

Chancho

En Apurímac, chancho no va del cerdito, sino de un banquete bien contundente, de esos que te dejan rodando. Se usa cuando hay comida a lo grande, normalmente por fiesta, faena o reunión de comunidad. Si te dicen que hay chancho, ve con hambre y sin vergüenza, porque ahí se come rico y fuerte.

"Hoy es fiesta en la comunidad y nos han invitado a un chancho bravazo, ya estoy yendo con mi taper porque esa comida no se perdona."

Meterse al baúl

Se dice cuando alguien se queda frito de golpe, como si se guardara en un baúl y desapareciera del mundo. Vale para el que cabecea en una reunión, en clase o en cualquier plan aburridísimo. No es que se vaya, es que se apaga y listo. Y sí, da risa cuando encima ronca.

"La reunión estaba más pesada que costal de papa y el Juan, sin roche, se metió al baúl en la última fila y empezó a roncar como motor viejo."

Jato

En Apurímac, jato es tu casa, tu guarida, el sitio donde caes a descansar y a desconectarte del mundo. No es ningún animal ni nada raro, es más bien el equivalente a decir mi choza o mi techo, pero con sabor callejero. Se usa un montón en plan relajado, entre patas.

"Ya fue, causa, después de subir al mirador me voy al jato a tirarme un rato, que mis piernas ya están pidiendo auxilio."

Tener hueso

En Apurímac se dice de alguien que tiene mala pata y atrae problemas como imán. No es que sea malo, es que siempre le cae el lío encima, se mete en enredos o le salen las cosas torcidas. También puede sonar a que es medio salado para la vida. Y sí, da risa, pero cansa.

"Otra vez lo paró la muni por cualquier cosa y encima se le pinchó la llanta. Ese Juan tiene hueso, mano, donde va se arma el chongo."

Tu cesta: 0,00 € (0 productos)
Imagen del producto

Tu Carrito de Magia

Tu carrito está vacío. ¡Adopta un Magikito!