En Corrientes se le dice ñangapirí a la persona cobarde, medio flojita de carácter, que se asusta por cualquier boludez. La palabra viene del frutito ñangapirí, chiquito y delicado, que parece que se desarma con mirarlo. Es como decir que sos tan frágil como ese fruto, y la verdad es que la imagen tiene su gracia.
"No seas ñangapirí, che, si era solo un sapito y vos pegaste un salto como si te hubiera venido a buscar un yacaré con motosierra."
En el Chaco se usa ñangapirí para hablar de alguien que se queda esperando al pedo, como un poste, algo que nunca llega o que ya fue. Viene del nombre de un arbolito con frutitas chiquitas, pero en la jerga es más bien quedar colgado y medio boludo. Y hay que admitir que la imagen es bastante graciosa.
"Che, me tuve que ir a la terminal dos horas antes y el bondi nunca apareció, quedé ahí parado como un ñangapirí mirando los perros callejeros pelearse por una empanada."
En el Chaco se usa para hablar de alguien muy flaquito, medio enclenque, que parece que se lo lleva un vientito. Es como decir que no tiene fuerza ni para abrir una botella de gaseosa. Suena tierno, pero también es medio cargada, así que se usa mucho entre amigos para reírse un rato.
"Mirá a ese ñangapirí tratando de levantar la garrafa, parece que en cualquier momento se lo lleva el viento del Chaco"