Se dice cuando alguien se pega una curadera brígida y termina hecho bolsa, medio dramático y tambaleando como si estuviera bailando un tango con el piso. Es una forma bien porteña de decir que te pasaste de copas y perdiste la compostura. Da risa contarlo, pero al otro día no tanto.
"Anoche en el carrete el Juanito se pegó el tango y terminó abrazado a un poste, jurando que era su pareja de baile."