En Chaco, pelotear no es solo jugar al fútbol, es casi una terapia grupal. Es ir a la canchita de tierra, patear la pelota sin mucha regla, tirar chistes, chusmear del barrio y descargar la cabeza después del laburo o la escuela. No hace falta ser bueno jugando, lo importante es el rato con los pibes, y la verdad es que tiene su encanto.
"Che loco, salgo del laburo, me clavo un sanguchito y caigo a la canchita a pelotear un rato con los pibes, así me saco de encima todo el estrés del día."