Se dice cuando alguien se pone terco, necio y no hay quien lo mueva de su idea. Es esa actitud de insistir tanto que ya parece que te quieren doblar el brazo, aunque sea por una tontería. Muy de regaño y de casa, y sí, a veces toca ceder para que se calme el burro.
"El pana se puso burro con que fuéramos a comer arepas a las 2 a. m. y terminó arrastrándonos a todos, porque cuando se tranca, se tranca."