Se usa cuando algo sale mal, es decepcionante o ya de plano la situación está salada y ridícula. Es como decir qué pena o qué mala suerte, pero con humor chiapaneco, metiendo a la pobre bacinica en el drama. Suena a que todo va tan mal que hasta el orinal sale perdiendo, y la verdad es que tiene su gracia.
"Iba tarde al jale, se me ponchó la llanta, me mojé con la lluvia y todavía perdí el camión. ¡Qué lástima la bacinica, ya mejor me regreso a dormir!"