En Norte de Santander se usa para hablar de un trueque medio chueco, un intercambio de cosas usadas o raras donde nadie sabe bien quién ganó. Es como ese negocio improvisado en la cuadra que empieza con un favor y termina en novela. Suena a trampa, pero también a creatividad de barrio, y hay que admitir que tiene su encanto.

"Parce, hicimos tremendo cambalache en la cuadra, cambié la bici sin frenos por un parlante que solo suena si le pego, pero igual quedamos todos felices tomando tinto en la acera."

En Campeche se usa para hablar de un trueque o intercambio, normalmente informal y entre compas. No es tanto comprar y vender, sino cambiar cosas y salir ganando los dos, con plática, confianza y ese toque de relajo. También puede sonar a mezcla medio improvisada, como cuando todo se resuelve con ingenio y buena onda.

"Me aventé un cambalache con el vecino: yo le di empanadas de cazón y él me pasó un balde de camarón fresco, y todavía nos quedamos cotorreando en la puerta."

Se usa para hablar de un trueque, un intercambio de cosas sin meter plata de por medio. En Táchira suena bien de calle, como cuando cambias algo por otra cosa y, si eres vivo, hasta sales ganando. Puede ser desde comida y animales hasta cachivaches. Ojo, no es estafa, es negociar con maña.

"Mano, hice un cambalache fino: le di mi radio viejo y me soltó una bicicleta medio usada y un queso ahumado. Negocio redondo, ¿o qué?"

En Tabasco, un cambalache es un trueque entre compas: tú me das algo y yo te doy otra cosa, sin soltar lana. Se usa cuando andas corto de dinero o cuando pinta la solidaridad del barrio. También vale para intercambios medio improvisados, de esos que se cierran con un apretón de manos y ya quedó.

"Oye, Juancho, hazme el cambalache: tú me das esa gorra y yo te paso mi camiseta del Jaguares, porque ando sin lana y mañana hay reta."

En CDMX se usa para hablar de un intercambio o trueque medio improvisado, de esos de barrio: tú me das algo, yo te doy otra cosa y tan tan. No tiene que ser formal ni justo, a veces es puro cotorreo para salir del paso. También puede sonar a mezcla medio revuelta de cosas. Y sí, suele acabar en regateo.

"Ya estuvo, tú te quedas mi playera y yo me llevo tu termo, pero échale también unas papitas, si no, ni cambalache ni nada."

Se refiere al sistema de trueque o intercambio que hacen entre conocidos, usualmente debido a un apuro económico o simplemente por no querer gastar en el súper.

"¡Ey, primo! ¿Te late si hacemos un cambalache? Te paso mi bicicleta y tú me das esa tele vieja que ya no usas."

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