Se dice cuando alguien se pone rojísimo de la pena, la vergüenza o porque lo pillaron en una. La cara queda del color de un tomate maduro, literal. En Colombia suena muy de parche y de colegio, y sirve para burlarse con cariño cuando alguien se achanta o se delata solito.
"Parce, cuando la profe me preguntó por el trabajo y yo ni lo había abierto, me puse a tartamudear y quedé como un tomate delante de todo el salón."